Seattle, home to the Diller Hotel

So, we have arrived! The trip went fine, fortunately Katerina’s ear didn’t protest too much. But we arrived half hungry, half tired and not too happy about the not very sunny weather. But you can always count on Fernando, he greeted us with an American flag, Uncle Sam hat and a megaphone that played the national anthem, I don’t know if you can get a better greeting than that.

Fernando lives in an old building (the home of the first Seattle elevator!) in downtown Seattle, very close to the water front, with a view of the Ferris wheel. The next morning we went out in search of breakfast and were flipping out over all the new impressions. We realized that although we travel a lot, the last time we went to explore a new country was Japan, three years ago! About time! We went to the market and wanted to buy almost everything, the smells were incredible, the food looked great, the people were so nice, the marketing! I mean who wouldn’t want to buy “little balls of death” aka brussel sprouts! Fortunately we didn’t have any cash which saved us from having to go home at once.

All of this time Victor had the champions league game in the back of his mind, luck would have it that the owner of the downstairs bar (Fernando’s dear friend) is crazy about European football and put the match on for us. Not only that, he made us coffee and American breakfast. Barça came through and qualified to the finals and that was about the time that Katerina’s jetlag kicked in. Katerina’s ear was acting up a bit, which combined with jetlag made her sleep the next couple of days. What most of you don’t know is that Victor quit smoking just before going to the airport so while Katerina was sleeping he was walking all over Seattle partly to make him think about other things than smoking.

Yesterday was our first day getting to hang out with Fernando all day long since he had no school. First thing we did was to try the world famous clam chowder in Pike Market, and good thing we did because it was sooooo good! They serve it in different styles but we went all out and ordered it with the bread bowl, we could barely walk afterwards.. so we decided to go back home.

In the evening the best thing ever happened, the sun came out!! We headed out to the sculpture park that lies on the water front. It’s very beautiful, it’s so green and it smells wonderful of all the roses. The nature reminds me so much of Sweden (lupiner, smultron, nyponrosor, det luktar hägg!). There are some really nice beaches with smooth pebbles, big old logs that you can sit by. Fernando told us that there is a forest close by that has some kind of pit with really big trees which create a lot of oxygen and according to him that pit has the cleanest air on earth. Let’s see if we can go.

On the way home Fernando show us his school, Seattle Art Institute, I want to go there!!! They have a studio with green screens! A huge music recording studio! With a piano! They let you borrow professional cameras and lenses! For free!! I’ve never seen so many lenses in one place that is not a store. I want me some lenses! And they have a fashion studio with an infinite amount of sewing machines! And 3D-printers! And, and, and…Katerina wants..

Right next to the school there is a communal garden, similar to the ones in Barcelona (huertos urbanos) but more focused on the gardening rather than the harvesting. Fernando told us that you can ask for a parcel where you can plant whatever you want, in contrast to the communal projects in Barcelona. It looked spectacular though, full of flowers and vegetables.

When we got home, we started creating our masterpiece. A marble rollercoaster that incorporated fine materials such as fishing line attached to the ceiling light fixture, tape rolls, chairs elevated with books. But the real masterpiece was the part that was held up with a jump rope, clamps and string, when the marble moved the rails moved organically and it was oh so beautiful.

  
              

¡Hemos llegado! El viaje fue bien, afortunadamente el oído de Katerina no protestó mucho. Pero llegamos medio hambrientos, medio cansados y no demasiado contentos con un clima no muy soleado. Pero siempre puedes contar con Fernando: nos recibió con una bandera americana, un sombrero de tío Sam y el himno nacional sonando por un megáfono, no sé si podría ser mucho mejor que eso.

Fernando vive en una edificio viejo (donde hay el primer ascensor de Seattle!) en el centro de la ciudad, muy cerca del mar y con vistas a la noria. La mañana siguiente salimos en busca de desayuno y comenzamos a flipar con todas las nuevas impresiones. Nos dimos cuenta que aunque viajamos a menudo, la última vez que exploramos un país nuevo fue Japón, hace ya tres años! Ya iba siendo hora! Fuimos al mercado y queríamos comprarlo todo, los olores eran increíbles, la comida una pinta buenísima, la gente súper maja…  y el marketing! A quién no le gustaría comprar “pequeñas bolas de muerte”, conocidas también como coles de Bruselas? Afortunadamente no teníamos suelto lo que nos salvó de vernos obligados a recortar el viaje varios meses..

Durante todo este tiempo Víctor estuvo pensando en la vuelta de las semis de Champions, por suerte el dueño del bar de abajo (un amigo de Fernando) está loco por el fútbol europeo y nos puso el partido en el bar. No solo eso, sino que nos hizo café y desayuno americano. El Barça cumplió y se calificó para la final y más o menos en ese momento Katerina murió del jetlag. Los siguientes días el oído de Katerina se puso un poco tonto, eso en combinación con el jetlag le hizo dormir la mayoría del tiempo. Lo que la mayoría no sabe es que Víctor dejó de fumar justo antes de coger el avión, así que mientras Katerina estaba durmiendo él estaba caminando por todo Seattle para ocupar la cabeza en otra cosa que no fuese el tabaco.

Como Fernando no tenía clases, ayer fue el primer día completo que pudimos pasar con él. Lo primero que hicimos fue probar el mundialmente famoso clam chowder (un tipo de crema de almejas) en Pike Market, y menos mal porque estaba espectacular! Lo sirven en varias maneras pero lo hicimos a lo grande y lo pedimos con el bol de pan, después casi no podíamos ni caminar.. así que decidimos volver a casa.

Por la tarde pasó algo maravilloso: salió el sol!! Fuimos al parque de esculturas que está al lado del mar. Es muy bonito, muy verde y huele fantástico con todas las rosas. La naturaleza me recuerda mucho a Suecia. Hay unas playas muy bonitas de piedrecitas, y troncos grandes para sentarse. Fernando nos contó que hay un bosque cerca donde hay un hoyo con unos árboles enormes que crean muchísimo oxígeno y según él ese hoyo tiene el aire más puro del mundo. A ver si podemos ir.

Al volver a casa pasamos por la universidad de Fernando, el Seattle Art Institute… quiero ir!! Tiene un estudio con pantallas verdes! Un estudio de música enorme! Con un piano! Puedes tomar en préstamo cámaras y objetivos profesionales! Gratis!! Nunca he visto tantos objetivos en un sitio que no fuese una tienda, yo quiero más objetivos! Y tienen un estudio de moda con infinitas máquinas de coser! E impresoras 3D! Y, y, y… Katerina querer….

Al lado de la universidad hay un huerto urbano parecido a los de Barcelona pero más enfocado en la parte de jardinería que la de cosecha. Fernando nos contó que puedes pedir una parcela y cultivar lo que quieras, en contraste a los proyectos comunales de Barcelona. Era espectacular, lleno de flores y verdura.

Cuando llegamos a casa empezamos a crear nuestra obra maestra. Una montaña rusa de canicas que incorporaba materiales tan técnicos como hilo de pescar atado a la lámpara del techo, rollos de celo, sillas elevadas con libros… Pero la verdadera obra maestra fue la parte que estaba sostenida con una cuerda de saltar, pinzas e hilo, cuando la canica se movía los raíles so movían orgánicamente y era TAN bello.

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